Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado
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Shemót/Palabras/”Ex.” 13:17: "Y sucedió que cuando envió Paró al pueblo (Judío) y no los llevó Elohím por el camino de tierra de los plishtím (palestinos), si bien era más directo, porque dijo Elohím: “No sea que el pueblo se arrepienta al ver la guerra y quiera volver a Mitzráim/Egipto. Por eso, Elohím hizo que el pueblo hiciese un rodeo por el camino del desierto hacia el Iám Súf/Mar de Cañas. Los israelíes salieron armados de la tierra de Mitzráim”.
Esta parasháh relata la salida del pueblo judío de la esclavitud en Mitzráim y su posterior viaje hacia la Tierra Prometida, vía el desierto, un territorio hostil y lleno de adversidad. Cada cosa en el Universo creado por Elohím tiene un significado. El desierto no es una excepción. ¿Por qué es “desierto”? Porque no crece nada, pensará usted, y tiene razón. ¿Y por qué no crece nada? Porque es un lugar maldito por Elohím—por alguna causa. Pues allí mismo es donde los seres espirituales caídos eligen vivir, como dice la Escritura. Esto hace del desierto el lugar más peligroso de la tierra. Es por eso que los israelíes salieron armados y alertas, como lo debemos estar nosotros. Nuestras propias vidas son una metáfora de este éxodo por el desierto. La mayoría de los seres humanos no tienen la bendición de conocer al verdadero Elohím, o si la tienen, muchos de ellos eligen dejarlo, o cambiar de Dios—como si hubiese más de una elección. El resultado de este error de decisión es el caminar por el desierto hasta que sobreviene la muerte, tanto la espiritual y mental como, al final de nuestra vida, la física. Nosotros, los que hemos sido bendecidos con la luz de lo Alto/Mi le Málah, tenemos más responsabilidades: debemos cuidar nuestra salvación y nuestra elección y cuidar a nuestros hijos, para que no se aparten del camino. Una de las maneras, además de la oración sabia y ferviente, es ir armados por el desierto que es nuestra vida en la tierra, como el pueblo judío. En Efesios 6:11-18: “Colóquense toda la armadura de Elohím para poder pararse (y vencer) los actos astutos de ha satán. 12.Porque la lucha no es hacia carne y sangre, mas hacia los altos gobiernos (espirituales), hacia las autoridades (espirituales), hacia los guiborím/los (demonios) fuertes de esta obscuridad, hacia lo espiritual malvado en las regiones celestiales. 13. Por ello, colóquense toda la armadura de Elohím, para que puedan pararse contra lo malvado en el día, y todo lo que se les enfrente. 14. Por lo tanto, ustedes, párense, habiéndose ceñido la cintura en verdad y habiéndose colocado el chaleco blindado del camino recto/tzadikút y habiéndose calzado los pies con las buenas noticias de shalóm/paz, 16. y en todo tiempo, colóquense el escudo grande de la emunáh/fe con el cual podrán extinguir las flechas de fuego del ha satán. 17. y el casco de la liberación acepten, y la espada del Rúaj (ha Kódesh), que es el jréma (la palabra de profecía específica para el problema específico para la persona específica, hoy) de Elohím, a través de toda oración y súplica, orando en el Rúaj en cada momento señalado...” (la traducción es nuestra del hebreo y del griego). En primer lugar, observemos que dice, “los actos astutos de ha satán”. Ha satán no es tonto: él va a estudiarnos, para saber dónde flaqueamos. Algunos flaqueamos en ésta área, otros en otra. El va a atacarnos exactamente donde estamos más flojos. Los buenos guerreros (que no son de Elohím) tienen esta estrategia: Vienen con su ejército en una fila de uno y busca dónde en una ciudad había un pequeño orificio por donde hacer pasar el primer caballo con su jinete; el resto de su ejército le seguía y al rato tenía en su poder a toda la ciudad. Esa es exactamente la estrategia de ha satán. Si yo tengo problemas con la comida, y tiendo a comer de más, no va a ser tan tonto de atacarme con sueño, y darme sueño cuando tengo que ir a trabajar. Me va a dar gula hasta que no aguante más y coma y coma y aumente treinta kilos de sobrepeso y ponga en riesgo mi salud y mi carrera y mi mente. Para otra persona puede ser el orgullo; para otra la belleza física; etc. Lo que debemos hacer es estudiarnos y ver cuál es la entrada por la que ha satán puede entrar en nuestra ciudad interior, y taparla con cemento, antes que sea tarde. El versículo 12 nos aclara que los problemas que usted tiene no son, en segunda instancia, contra su suegra, ni contra su esposo, ni esposa, ni hijos, sino contra el ejército de ha satán, que quiere quitarle el shalóm báit/la paz hogareña y que aprovecha sus problemas psicológicos contra su suegra o contra su esposo/a. No se la “agarre” con la familia; agárrese contra ha satán, y pasará la prueba con éxito. Debemos pedir jajmáh/sabiduría en esto, porque la mayoría de los creyentes “sabemos” esto, pero igual caemos en la trampa como si jamás hubiésemos escuchado de algo así. Sin embargo, lo de ha satán ha sido usado demasiado por muchos creyentes como excusa para cometer pecados y echarle la culpa “al diablo”. No es el diablo quien nos hace pecar: es nuestra mente, y nuestra alma, que no quiere perdonar, que no quiere sanarse y prefiere regodearse en el odio, el rencor, en el “me las pagarás” de la venganza y en otros sentimientos que sólo llevan a la enfermedad psicológica o hasta física, lo que se llaman enfermedades “psicosomáticas”, es decir, enfermedades que se evidencian en el físico, pero que se originan en la psiquis. ¿Quiénes son los “guiborím”? Son las fortalezas que tenemos en nuestra mente y que no salen de allí y no saldrán a menos que seamos sanados. Cada uno de nosotros tiene alguna fortaleza mental y/o espiritual: uno, por haber sido rechazado por sus padres en la niñez, tiene el rechazo como fortaleza, y cree que todos lo rechazan. Otro, por haber sido maltratado o peor en su niñez, tiene esa fortaleza de abuso físico o sexual en su vida, que no le permite disfrutar de una vida normal y de una vida mental pacífica: el problema está siempre allí, torturándolo; etc. etc. Debemos orar en cada caso para que Elohím revele nuestras fortalezas mentales que están allí, en muchos casos por herencia de nuestros padres, y éstos de sus padres, y nos sane de estas fuerzas que ya son demoníacas, aunque primero sólo fueron problemas psicológicos. Cuarto, Efesios nos aconseja que nos coloquemos TODA la armadura, no parte, de modo que TODO nuestro ser, “espíritu, alma y cuerpo” esté cubierto. Cada área que dejamos libre, es una entrada para ha satán. Nuestra vida es una lucha libre continua. Si usted no tiene un espíritu luchador, pídalo en oración, y pida la victoria. Si no lo hace, no va a vencer. Hay una frase que viene bien al caso: “El éxito es la mejor venganza” contra ha satán. Tenga éxito contra los problemas que viene arrastrando desde hace muchos años, con oración fervorosa, como dice al final del pasaje que citamos. Quinto, es curioso que lo primero que nos aconseja Elohím, es ponernos el cinturón de la verdad. La VERDAD y sólo la verdad va a hacer que no se nos caiga toda la armadura. Como siempre decimos, hay una verdad interior, la de nuestra personalidad, con las fortalezas y los problemas que mencionamos, y la verdad exterior, la enseñanza, que también tiene sus puntos fuertes y débiles. Ambas verdades deben formar parte de nuestro cinturón. Sexto, Elohím nos dice que nos coloquemos el chaleco blindado de la tzadikút. Que es la “tzadikút”? Es cumplir, o tratar de cumplir la Toráh, los mandamientos, con todo nuestro esfuerzo. Al principio no es fácil, ya que los que no son judíos de sangre, tienen que luchar con todo su pasado y entorno idolátrico y entrar a cumplir una cantidad de mandamientos/mitzvót de los que nunca escucharon hablar. No es fácil, pero no es imposible. Piano piano, si va lontano, dice un proverbio italiano: “Despacio, despacio, se llega lejos”. Comience por cumplir el shabbát, dedicándoselo a Elohím. No haga nada de trabajo en ese día, y pásese el Shabbát en la compañía de Elohím, hablándole, y tratando de que El le hable, ya sea en profecía, o a través de la Escritura. ¡Verá maravillas! Séptimo, el Pacto Renovado de Irmiáhu 31:31-33 trae shalóm a nuestra alma, que está deseosa de un poco de descanso. Descanse en Elohím y pídale a Elohím que Ieshúa viva en usted y piense en usted, y sienta shalóm a través suyo—todos los días. Octavo, Elohím nos recomienda que nos coloquemos el “escudo grande” de la emunáh/la fe. Tenga emunáh en que Elohím lo va a sacar del problema por el que está pasando; El tiene suficientes recursos para hacerlo. Ore, clame, llore, pero confíe. “Las flechas de fuego” son pensamientos que ha satán le dispara. En uno de esas flechas dice: “¡Elohím no te va a ayudar para nada! ¡Se olvidó de ti hace rato! ¡Eres un perdedor y siempre lo fuiste!” y flechas parecidas a estas, para hacerle perder la emunáh y dejar la carrera, como la llama el Rebbe Shául. Pida en oración el escudo grande de la emunáh. Noveno, aprenda y practique la liberación de los miembros de su familia y usted mismo. La liberación no es una “varita mágica” para sacar demonios, cuando usted tiene un problema, como dijimos más arriba, que no ha sanado psicológicamente. La sanación del alma debe preceder a la liberación, o por lo menos comenzar con sanación y después de que hay cierto grado de sanación de su psiquis, la liberación funciona. Pero tampoco es como muchos dicen: “ven demonios en todos lados”. Los vemos donde están, no donde no están y donde están, los sacamos—a patadas (espirituales). Décimo, la Espada del Rúaj es el jréma, la Palabra de profecía/nevuáh o el sueño, o la indicación de su Rébbe Mesiánico de que está siendo guiado por Elohím para sanarlo, para guardarlo, para sacarlo del pozo de depresión en que está metida/o. Haga caso de esa Palabra específica para usted HOY (no para todos los miembros de su sinagoga en este año), para su problema, (no para todos los problemas). El Rúaj ha Kódesh siempre estuvo allí, para corroborar o desmentir lo que nos enseñaban. ¿Por qué no le preguntamos a Él en vez de creer cualquier cosa que nos enseñan? ¡Él es el “Rúaj de verdad que los llevará a toda la verdad”! Por último, “orando en todo momento señalado”. Este es un punto que se pasa por alto fácilmente. ¿Cuándo tiene que ayunar usted? ¿Cuándo tiene un problema, no es verdad? ¡NO! Usted tiene que ayunar, o tiene que orar esto o aquello, ¡cuando Elohím LE DIGA QUE AYUNE U ORE ESTO, O AQUELLO! Ni antes, ni después. “Porque todos los que son GUIADOS por el Rúaj de Elohím, ESTOS (NO TODOS LOS DEMAS) son bnéi Elohím/Hijos de Elohím” (Romanos 8:14).