Viernes, 25 Diciembre 2020 11:13

PARASHÁH 11: VAIGÁSH / וַיִּגַּשׁ / Y SE ACERCÓ

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DIFUNDIENDO EL JUDAÍSMO MESIÁNICO RENOVADO PARA TODA LATINOAMÉRICA, LOS EE.UU. Y EUROPA

PARASHÁH 11
VAIGÁSH / וַיִּגַּשׁ / Y SE ACERCÓ

11 DEL MES DÉCIMO DEL 5781
26 DE DICIEMBRE DEL 2020

Lectura de la Toráh: Bereshít/En el principio/Ge. 44:18 – 47:27
Lectura de la Haftaráh: Ezekíah 37:15 – 37:28

Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado

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Be Reshít/En el Principio/”Gn.” 45:5: “Por lo tanto, no se aflijan, ni estén enojados con ustedes mismos, por haberme vendido aquí; porque Elohím me envió aquí antes que ustedes, para preservar la vida”.

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

CÓMO TENER LA SERENIDAD/SHALVÁH QUE NECESITAMOS EN NUESTRAS VIDAS

Una vida llena de tensión o una llena de serenidad/shalváh no es lo mismo. Lo que diferencia la tensión de la serenidad diaria son nuestros pensamientos. ¿Qué clase de pensamientos tiene usted todo el día? ¿Negativos? ¿Llenos de temor y aprehensión? ¿En qué se enfoca usted en referencia a la mayor parte de lo que le pasa? ¿Cómo percibe usted a las personas, y las situaciones que le toca vivir, de parte de Elohím? ¿Como que están en contra suya, o como que están nerviosas por sí mismas, sin que usted tenga algo que ver? El estrés y la falta de serenidad no son creadas por circunstancias de nuestra vida diaria, sino por las perspectivas, las actitudes con que las vemos y enfrentamos. En resumen: la falta de serenidad proviene de nuestros pensamientos, no de la realidad que nos rodea.

Hay muchas maneras de enfrentarnos con lo que nos sucede y reaccionar positivamente. Podemos preguntarnos: ¿Qué puedo encontrar de bueno en esta situación? ¿Qué me puede enseñar todo esto? ¿Qué mejora de mi carácter puede surgir de esto? ¿Si hubiese un experto en esto, cómo lo vería él? (¿Cómo vería Ieshúa cuando vivía en la tierra de Israel, esta situación? ¿Cómo lo tomaría Él?)

Hay—sin que usted lo note—un cierto patrón de pensamientos—que le produce estrés, tensión, preocupación y mal humor, y es su tarea el identificarlo.

Por el contrario, hay un cierto número de pensamientos y cuadros mentales que nos traen serenidad y shalóm (paz interior), entusiasmo y compasión/rajmánút. ¿Cuál de ellos va a elegir para vivir en el día a día? ¿Los pensamientos negativos que nos traen estrés, o aquellos que ya sabemos que nos calman y nos traen la serenidad y el shalóm que necesitamos para vivir saludablemente?

Tenemos que estar alertas en cuanto a cuáles de nuestros patrones de pensamiento son los que generan tensión, estrés, preocupación, lo cual puede derivar en enfermedades, como la presión arterial y problemas estomacales, como la úlcera.

También tenemos que tener en cuenta cuáles son los patrones de pensamiento que nos traen serenidad, tranquilidad y gozo. Esto nos va a ayudar a elegir conscientemente en cuál de los estados queremos estar. Y el siguiente paso es tratar de enfocarnos continuamente en aquellos tipos de pensamientos que son beneficiosos para nuestra salud, tanto mental como física.

Además, una cosa clave es orar todos los días, entregando a Elohím nuestros pensamientos, y pedirle que nos quite todo pensamiento negativo y toda reacción negativa y que, al contrario, nos traiga a la mente tanto pensamientos como reacciones positivas a todo lo que nos sucede en cada día.

Esto es tan importante que tenemos que entender que son nuestros pensamientos los que crean nuestras emociones, ya sean positivas o negativas: estrés o preocupación o nerviosismo. Al cambiar nuestros pensamientos, estamos automáticamente cambiando nuestro estado de ánimo. ¿Por qué es esto así? Porque nuestro sistema nervioso reacciona ante nuestros pensamientos con el afán de protegernos del “mal” que pensamos que está por sobrevenirnos y allí nos ponemos nerviosos. Tenemos que “domar” nuestro sistema nervioso haciéndole ver que todo viene de Elohím, y que, por lo tanto, todo es bueno, a la larga, porque viene de Él.

Escribamos nuestros patrones de pensamiento como están sucediendo en nuestra mente y emociones. Esto nos dará la oportunidad de crear y modificar estos patrones hacia pensamientos y sentimientos más positivos y que nos lleven a la serenidad/shalváh interna que todos necesitamos. Esto debemos acompañarlo de oración diaria a Elohím, pidiendo más y más shalváh y más y más sabiduría para encaminarnos hacia ella.

Tengamos mucho cuidado de no copiar los patrones negativos de pensamiento de nuestros allegados, familiares, que pueden estar dominados por los patrones negativos, y nosotros, sin darnos cuenta, los adquirimos, porque pensamos que tienen razón en lo que dicen. Todos nosotros tenemos perspectivas adquiridas en nuestra niñez de nuestros padres, o amigos, o lecturas que nos han influenciado. Quitemos de nuestra personalidad aquellas que son negativas. Algunos de estos patrones pueden ser: “Cada vez que esto o aquello nos sucede, debemos estresarnos”, o algo parecido.

Debemos enfocarnos en la serenidad/shalváh. Podemos decirnos a nosotros mismos: “Me gustaría ser más sereno/a.” “Elohím, te pido Tu Serenidad en mis reacciones y en mi corazón”. “Con la ayuda de Elohím/be ezrát Elohím, voy a estar sereno todo el día, todos los días”

Por otro lado, y como solución a todo esto, y como muchos de nuestros lectores ya saben, las letras del alfabeto/alefbét tienen un significado pictórico para cada letra, que unidas en una palabra, pueden dar un significado enorme y esclarecedor a lo que tratamos de entender. Este es precisamente el caso de la palabra “shalváh”, que se escribe (ה) (ו) (ל) (שׁ) (leyendo de derecha a izquierda). La letra “shín” (שׁ) significa “Destruir, romper” entre otros significados. La letra “lámed” (ל) significa, pictóricamente, en este caso “modificar”; la letra “váv” (ו) significa “establecerse en un lugar”; y finalmente, la letra “héi” (ה) significa “Divinidad”.

Entonces, tenemos que “shalváh”, pictóricamente, significa: “La autoridad delegada, el poder de Elohím para destruir y modificar (lo que está establecido en nuestro interior, es decir, en nuestro espíritu, nuestra alma/mente y pensamientos, y cuerpo) y establecer (a la Divinidad, a Ieshúa) allí”.

¡Aquí tenemos una clave para lograr la tan anhelada serenidad! Hay “algo”  (y también “algunos”) adentro nuestro que tenemos que destruir primero, para poder tener esa serenidad que tanto anhelamos, mas, vayamos primero a los rasgos de carácter positivos/midót que intervienen en la “composición” del shalóm y de la serenidad interior.

Como decíamos, son nuestros pensamientos los que determinan cómo nos sentimos, al final, no la realidad objetiva. Hay personas que son indigentes, y no se sienten mal; y otras que tienen todo el dinero del mundo, y están siempre deprimidos, por dar un solo ejemplo.

Debemos encontrar SIEMPRE actitudes y perspectivas positivas, creativas, para todo lo que nos sucede. Los expertos en esto analizan el estado de ánimo que tienen cada momento. Si no es positivo, si no están encontrando la serenidad que están buscando continuamente para sus vidas, eligen actitudes mejores, perspectivas o evaluaciones positivas, aún de situaciones totalmente negativas. ¡Todo es comparable! Compare el “problema” por el que está pasando, y  piense en alguien que está ciego, o se ha sometido a diez operaciones seguidas, y en segundos se sentirá mejor y agradecido a Elohím porque ve bien y porque no está en el hospital, con dolores!

Muy unido a la serenidad, está la brajáh/la bendición de Elohím. Ya hemos sido enormemente bendecidos al ser mesiánicos, si es que todavía no entendimos esto. ¡ÉSA es una enorme brajáh! Pero Elohím tiene muchas otras bendiciones/brajót pendientes de que enmendemos nuestros caminos. Hay bendiciones de todo tipo: espirituales (que son las más valiosas, porque son eternas), mentales, emocionales y físicas, materiales, que no son de despreciar, porque nos permiten aumentar las espirituales, a las cuales muchas veces no podemos acceder por el poquísimo tiempo libre que tenemos, tan ocupados que estamos trabajando apenas para sobrevivir. La brajáh es un componente de la serenidad; mas existen otros componentes.

Otro componente es la compasión/rajmanút. Si caminamos con rajmanút, no vamos a ver tanto los defectos de los demás, o los defectos en nuestra propia familia, sino que vamos a aceptar a cada uno como es, y por la rajmanút de Elohím, no “ver” que no son perfectos—como tampoco nosotros lo somos. Muy importante en algunos casos, es tener rajmanút por nosotros mismos y por los demás, especialmente por los que nos “sacan que quicio”, ya que ellos son los que están realmente mal, no nosotros.

Muchos se tratan a sí mismos mucho más severamente que a los demás, y por lo tanto, nunca están conformes con su propio yo, algo que saca mucho del shalóm que Elohím desea darnos, pero nosotros estamos muy ocupados echándonos la culpa de todo. Es bueno auto-criticarse, cuando existe una razón (o varias) para hacerlo; pero no es bueno auto-flagelarse por cosas que hicimos mal (¿quién no hace errores?), ni lamentarse por lo que ya pasó, sino que tenemos que pedir a Elohím, en este caso, rajmanút por nosotros mismos, y que podamos perdonarnos y seguir escalando el Monte Tzión, donde Él está.

Un cuarto componente de la serenidad es la bondad/áin tov/literalmente “ojo bueno” (mencionado en Matitiahu 6:22), que significa “bondad” y hasta “pensamiento positivo”. “Si tu ojo es bueno...” tendría que haberse traducido correctamente (ya que es una expresión hebrea, no griega, ni aramea, como todos enseñan) así: “Si eres generoso (o dadivoso)...” (entre otros significados). Todos nosotros estamos “siendo moldeados” por Elohím. Los que tienen “aín tóv/ojo bueno/bondadosos”, nos ven así, como parte de un proceso ascendente. En cambio, los que tienen, o han adquirido en el camino “áin ráh/ojo malo/malévolos”, siempre se fijan sólo en nuestros defectos, y tratan de comunicárselos a todos, para que los vean defectuosos. Aquí interviene la ahaváh/el amor sacrificial de Elohím. Debemos orar todos los días por ahaváh para poder ver a los demás con generosidad/áin tov, y verlos realmente como VAN A LLEGAR A SER, no como lo que son hoy en día.

Quinto, dice en Ieshaiáhu/Is. 26:3: “Para la mente que reposa y confía en ti, tú la guardarás en shalóm shalóm/completa paz”. Aquí tenemos la cúspide de la serenidad. No nacemos ni sabiendo este versículo, ni menos que menos, practicándolo, de modo que tenemos que ponerlo en práctica hoy mismo, este Shabát mismo. Es, en el fondo, muy sencillo: toda la serenidad/shalváh del mundo proviene de Elohím y de nadie más. De modo que tenemos que comenzar a orar pidiendo que Elohím envíe a Ieshúa a cada área de nuestra mente, corazón, espíritu y cuerpo y la capture para Sí y se la quite a ha satán, que la ha tenido como territorio ocupado hasta hoy. (Recordemos el significado pictórico de la palabra “shalváh” mencionada más arriba):

“La autoridad delegada, el poder de Elohím para destruir y modificar (lo que está en nuestro interior, es decir, en nuestro espíritu y nuestra alma/mente) y establecer a la Divinidad, (a Ieshúa) allí”.

Lo que debemos hacer, entonces, es comenzar a orar todos los días para que Elohím comience a mostrarnos y luego a destruir todas aquellas áreas de nuestro ser tripartito (espíritu, alma/mente y cuerpo) que están en poder de ha satán, la más importante de las cuales es nuestra alma, que comprende nuestro corazón y nuestros pensamientos. Por ejemplo, ¿cuáles mandamientos/mitzvót está usted cumpliendo y cuáles no? Tome su Toráh y comience a releerlos, para recordar y apuntar aquellos mandamientos que NO está cumpliendo, comenzando por los Diez Mandamientos/Asaráh Mitzvót. El Shabát es un magnífico día para hacer este tipo de tareas mentales y espirituales. ¿Qué malos hábitos o vicios todavía están en usted? ¿Qué defectos son los que sus familiares más frecuentemente citan que usted tiene? Haga una lista de ellos y comience con los más graves y vaya orando y pidiendo a Elohím que lo libre de ellos. Esto no es una tarea que terminará pasado mañana. Tomará AÑOS el librarse de los más difíciles, y podrá requerir de sanación del alma y de liberación espiritual.

¿Cómo están sus pensamientos? ¿Son la mayoría de sus pensamientos positivos o negativos? Examínelos y haga una lista de los pensamientos en los que más fija su mente durante un período de veinticuatro horas, para encontrar las áreas donde probablemente tiene más problemas y llevárselas a Elohím en oración. ¿Son sus pensamientos negativos referentes a problemas personales? ¿A problemas de trabajo? ¿A personas? ¿A familiares?

Pídale a Elohím que le purifique sus pensamientos, sus deseos y sus actos. Pida santidad/kedusháh en su vida. Haga una lista de oración diaria que incluya todos estos pedidos, para que no se olvide de ellos todos los días. Después de encontrarlos, hay que renunciar a cada uno de ellos por separado, hasta que usted sienta que ya no son una influencia en su vida diaria. Muchas veces, es necesaria una liberación espiritual. Pídale a su rabino mesiánico que se la haga.

¿Cómo saber si tus pensamientos son los correctos o no? Uno de los criterios es: ¿Me traen serenidad o no? Si, por el contrario, lo ponen tenso o nervioso, allí tiene un área con problemas para usted para entregar a Elohím todos los días, pidiendo que los saque de su mente y los sustituya por los contrarios.

Este trabajo diario es la verdadera libertad de ha satán. Las áreas que él ha conquistado y ha tenido bajo su garra durante años deben y pueden pasar a pertenecerle a Elohím. Esa debe ser la meta suya en todo esto.

Volviendo al versículo en Ieshaiáhu/Is. 26:3: “Para la mente que reposa y confía en ti, tú la guardarás en shalóm shalóm/completa paz”, y si hemos “hecho nuestros deberes” espirituales como debíamos, estaremos más cerca ahora de que se cumpla este versículo en nuestra vida, ya que muchas áreas que antes pertenecían a ha satán—aun cuando nosotros estemos con Elohím—ahora ya son propiedad de Él. Después de los pasos para sacar lo negativo necesitamos colocar lo positivo. No existe NADA más positivo que tratar de cumplir este versículo clave en Ieshiáhu 26:3, que nuestra mente debe esforzarse por reposar en la Mente de ADONÁI. Este es un ejercicio espiritual sumamente importante para nuestro crecimiento espiritual. Podemos decir que—especialmente para aquellos que NO tienen serenidad—esta es la única clave espiritual, o por lo menos, la más importante, para acceder a tan alta bendición como conocer y participar de los Pensamientos de ADONÁI. ADONÁI DESEA que nosotros lo hagamos. Está en nuestra voluntad el esforzarnos en hacerlo, no en la de Él, que ya la escribió en Ieshaiáhu.

Para concluir, los que así lo hagan, tendrán la serenidad que todos secretamente anhelamos.

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