Viernes, 13 Septiembre 2019 14:23

PARASHÁH 49 KI TETZÉH / כי־תצא / CUANDO SALES

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DIFUNDIENDO EL JUDAÍSMO MESIÁNICO RENOVADO PARA TODA LATINOAMÉRICA, LOS EE.UU. Y EUROPA

PARASHÁH 49
KI TETZÉH / כי־תצא / CUANDO SALES

14 DEL MES SEXTO DEL 5780
14 DE SEPTIEMBRE DEL 2019

Lectura de la Toráh: Dvarím/Palabras/Dt. 21:10 – 25:19
Lectura de la Haftaráh: Ieshaiáhu/Isaías 54:1 – 54:10

Por Julio Dam
Rébbe Mesiánico Renovado

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COMENTARIO DE LA PARASHÁH

ORDENANDO NUESTRAS VIDAS DE ACUERDO A LA TORÁH

Elohím tiene una regla para cada función y actividad de nuestras vidas, como podemos ver leyendo el contenido de esta parasháh, que trata de diversos temas en la Toráh, desde la infidelidad, el adulterio, hasta cuestiones sobre límites de terrenos, o cómo guerrear, o qué hacer con objetos perdidos y hasta reglas sanitarias.

Estas reglas son parte de un orden/séder intrínseco de Elohím, con el cual Él creó el Universo entero, y cada parte de éste, hasta el gluón, la partícula más pequeña del Universo, muchísimo más pequeña que el átomo.

Este orden/séder es el que tenemos que aprender y tratar de aplicar a nuestras vidas, antes que aplicar el orden y las reglas que el mundo que no conoce a Elohím, lo cual conduce al caos y a la vida fuera de la gobernabilidad de Elohím.

Si nosotros estamos y tratamos de vivir dentro de lo que Elohím positivamente nos da en los seiscientos trece mandamientos, y evitamos los negativos, estaremos dentro del orden que Elohím desea implantar en el mundo humano, y en el Universo, con sus leyes.

Debemos aprender a incorporar estos mandamientos de Elohím a nuestra vida, la cual es una tarea para el resto de nuestra vida en esta tierra.

La Toráh es la estructura de la vida y debemos permitir que ella estructure nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y actos, ya que es todo un estilo de vida que nos lleva de la Mano de Elohím, y no de la mano del hombre, a las bendiciones que Él tiene para nosotros.

En cambio, el permitirnos el estilo de vida humano nos lleva a las maldiciones de Elohím, que son muchas más numerosas, como hemos visto en nuestra parasháh pasada y que están detalladas en Dvarím 28:15 en adelante.

La Toráh está más allá de todo pensamiento humano, y más allá de la lógica humana, tanto que hay estatutos/jukót que, justamente, no tienen nada de lógico, como la paráh adumáh/la vaca roja y otros, y sin embargo, aunque son todos ilógicos desde el punto de vista humano, tienen una lógica de Elohím que va mucho más allá de lo meramente humano.

LA TORÁH COMO MACRO-ESTRUCTURA

Debemos tomar la Toráh como una macro-estructura moral para conducir nuestra vida. Debemos permitir que esa macro-estructura moldee nuestro espíritu, alma y cuerpo, y nuestros pensamientos, sentimientos y actos diarios. La Toráh es un seguro de vida que nos lleva de la Mano de Elohím, y no de la mano del hombre a las bendiciones que Él tiene para nosotros, a los que los plegamos a Sus mandamientos. Dijo Ieshúa mismo en Mt. 7:12: “Por lo tanto, todo lo que desean que los demás les hagan a ustedes, háganselo a ellos, porque ésta es la Toráh y los Profetas”. El famoso rabino Hilel dijo algo parecido en el Tratado de Pirkéi Avót de la Mishnáh: “Lo que es odioso para ustedes, no se lo hagan a otros”.

Estudiando la Toráh constantemente estructuramos un modelo de vida que demuestra la sabiduría omniabarcante de Elohím, que ha tomado en cuenta todos los factores habidos y por haber para hacernos la vida bendecida por Él.

Conceptos únicos como el shabát, la tzedakáh/limosna, la justicia para todos, el castigo para los pecadores y las bendiciones para los justos (observantes de la Toráh), eran y siguen siendo modelos universales, siglos después que fueron propuestos.

TRATANDO DE PONERLA EN PRÁCTICA

La Toráh nos transforma. Las inclinaciones humanas son transformadas y controladas por el estudio de la Toráh y su puesta en práctica, especialmente esto último, ya que si sólo leemos la Toráh, no nos transforma en nada, sino que se queda a un lado de nosotros, ajeno a nuestro ser. Mas, si la ponemos en práctica, mandamiento tras mandamiento, jukáh tras jukáh, consejo tras consejo, veremos una enorme transformación, mientras estamos en el proceso de internalizar, de hacer nuestro el “Rúaj Ir’át ADONÁI/el Espíritu de Temor a ADONÁI.

Una vez que internalizamos este espíritu, y lo hacemos parte de nuestra vida, gran parte de los pecados, si no todos, desaparecerán, por temor a Elohím, y por un deseo interno, de agradarlo a Elohím, de caerle bien al Único Elohím que hay.

Esto no significa que vamos a dejar de pecar sólo por leer la Toráh, o por tratar de ponerla en práctica. Siempre van a haber retrocesos y caídas, y para eso está Ióm Teruáh, Ióm ha Kipurím, “el Día de los Sacrificios Expiatorios”, y la festividad de Sukót, que nos permite estar en la Presencia Santa del Elohím de Israel y que Él nos perdone nuestros pecados de todo el año a través de la Sangre Preciosa derramada en el árbol por Ieshúa ha Mashíaj.

Un ejemplo histórico sucedió con las Tablas de la Toráh, cuando Elohím mismo las hizo y se las dio a Moshéh. Eran perfectas, ya que estaban hechas con la Palabra de Elohím mismo. Pero fueron rotas, al ver Moshéh cómo el pueblo adoraba al ídolo de oro.

De modo que Moshéh bajo de nuevo del monte, con un segundo juego de tabletas de piedra, esta vez escritas con el conocimiento de la debilidad humana y la confianza en la misericordia y el perdón de Elohím. Las primeras tablas estaban hechas por Elohím mismo, pero éstas eran el trabajo de Moshéh y de Elohím juntos. Las primeras eran perfectas; éstas reflejaban la realidad de la imprecisión y la debilidad humana, la desilusión de las promesas rotas y las esperanzas desarmadas.

Nosotros todavía llevamos ambos juegos de tablas en nuestro viaje de nuestras vidas. La esperanza de perfección  y la verdad de la imperfección existen juntas en cada uno de nosotros. Nadie es, ni fue perfecto, excepto Ieshúa ha Mashíaj, Elohím “venido en carne” (Ioj. 1:14). Cada uno lucha con limitaciones y debilidades. Cada uno de nosotros tiene promesas sin cumplir y traiciones que antes amábamos. Pero, a pesar de todo esto, el perdón y la misericordia están escritos en la macro-estructura profunda del Universo. La Esencia de Elohím se revela a sí mismo, Su misericordia y Su compasión y perdón por todos nosotros.

RESPONSABILIDAD

Debemos aprender a tener responsabilidad respecto a cada cosa en nuestra vida que Elohím coloca delante de nosotros, ya que somos responsables, lo queramos saber o no, lo sepamos o no. Elohím nos enfrenta con deberes, con responsabilidades, con obligaciones respecto a nuestra propia vida, a la de nuestros familiares, semejantes, y hermanos en la fe, responsabilidad que no podemos eludir sólo con nuestra voluntad, a menos que estemos dispuestos a pagar el precio por hacerlo.

“¿De qué soy yo responsable?” se preguntará usted, querido lector. Usted es responsable de todo lo que suceda durante cada día, ya que sólo sucede porque Elohím así lo desea y por un motivo. Debemos averiguar el motivo, y hacernos responsables por lo que sea que debemos decir, hacer, o pensar, o dejar de hacer o decir o pensar.

FIDELIDAD

También le debemos a Elohím nuestra fidelidad en todo lo que Él nos requiera y pida hacer, o decir, o pensar. Debemos adquirir conscientemente un compromiso de fidelidad con Elohím de todo lo que nos encargue, diga, haga saber, o nos haga hacer. No hay nada que suceda en nuestra vida diaria que no sea obligación nuestra y que no venga de Él, por lo que le debemos fidelidad en cumplir con Él, con la mejor cara, y la mejor disposición de nuestro corazón.

ACEPTAR LOS RECHAZOS

El vivir una vida de acuerdo a los Mandamientos trae consigo mucho rechazo: rechazo de los que nos rodean que no están de acuerdo con Elohím, o con nosotros, o con lo que hacemos, pensamos, o decimos. Podemos, y muy probablemente, seremos llamados “fanáticos” por ellos, por tratar de cumplir con lo que Elohím desea que hagamos en el día a día, o por lo que decimos o hacemos. Mas no debemos dejarnos vencer por los obstáculos que el enemigo pone en nuestro camino y querer vivir una vida fácil y cómoda, porque muchas veces no es ése el destino que Elohím tiene para sus hijos. No tenemos que buscar el rechazo pero tampoco tenemos que huir de él. Tenemos que aceptarlo como un hecho de nuestra relación con Elohím y Su Mundo, frente al mundo no creyente.

CAMINAR EN SHALÓM

Además, debemos aprender a caminar en shalóm,  ya que Él es shalóm. Nuestra vida, aun como judíos mesiánicos que somos, es demasiado agitada para Su gusto, y para nuestra salud. Nos falta Su shalóm y Su tranquilidad, que sólo viene de confiar en Él y de dejar en Sus manos todo, aun lo que parece que sólo nosotros podemos hacer—¡especialmente esto último! El caminar en shalóm proviene de nuestro decidir delegar las cosas a Él, quien todo lo sabe, y todo lo puede, en vez de actuar como antes de conocerlo, llenos de ansiedad y de luchas interiores.

¿Por qué decimos “caminar” y no “pensar”? Porque el pensar sólo no es igual al llegar a ser, a transformar todo nuestro ser tripartito en alguien que funciona en shalóm completo la mayor parte de la vida del día a día.

AGRADECER A ELOHÍM

Un penúltimo factor es agradecer a Elohím siempre, todos los días, por todas las miles de cosas que hace por nosotros sin que nos demos cuenta y sin percatarnos que provienen de Él. ¿Algo le salió bien hoy? ¡Elohím estuvo con usted! ¿Algo tuvo fruto después de bastante tiempo? ¡Elohím estuvo con usted! Las cosas no suceden porque sí, ni por nuestro esfuerzo, sino por Su Misericordia y Su compasión por nosotros.

LLEVAR FRUTO

Un último factor es el de llevar fruto para Él. Partiendo por hacer todo para Él, vamos a tener mucho fruto, ya que todos hacemos las cosas para y por nosotros mismos. Pero aquellos de nosotros que somos ambiciosos espiritualmente hablando, aprendemos a hacer las cosas para Él y no para nosotros, aunque sean las mismas cosas que hacemos todos los días. Pero el fruto debe ser para Elohím, para Su gozo y para Su compañía con nosotros.

Este es el verdadero fruto de cumplir la Toráh: el hacerlo por Él y PARA Él.

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